La transición hacia una economía global de bajas emisiones de carbono es un desafío complejo, que requerirá adoptar un enfoque integral con la participación activa de gobiernos, organismos reguladores, empresas, inversores y ciudadanos. Los bonos verdes se han convertido en una herramienta importante para ayudar a gobiernos y compañías a financiar la transición energética y abordar el impacto diverso del cambio climático. Desde su aparición en el mundo de la renta fija en 2007, estos instrumentos se han convertido en un mercado de unos 1,5 billones de euros,1 creciendo a un ritmo aproximado del 90% anual desde 2016 hasta 2021.2 El volumen total de emisiones de bonos verdes alcanzó los 430.000 millones de euros en 2021, más del doble del registrado en 2020, y casi 31 veces el volumen alcanzado en 2014. Creemos que este impulso refleja un compromiso creciente con los objetivos de sostenibilidad, de la mano de tres motores principales.